Por: Fausto Pérez Villarreal
Hace un poco más de medio siglo, 58 años, para ser más exacto, Rapahel empezó su ascenso hacia la gloria musical. Ocurrió en 1966, en el reputado Festival de Eurovisión, con sede en Luxemburgo. Allí, en representación de España, el cantante rindió al público a sus pies, con la alucinante interpretación de la balada ‘Yo soy aquel’.
Aunque no ganó ni ocupó ninguno de los tres primeros puestos (fue relegado al séptimo lugar), recibió una ovación más prolongada y más conmovedora que la del triunfador, y los principales medios de comunicación del Viejo Mundo se desbordaron en elogios ante la muestra escénica del ‘monstruo’ español.
Yo soy aquel que cada noche te persigue/ yo soy aquel que por quererte ya no vive/ el que te espera, el que te sueña/ el que quisiera ser dueño de tu amor, de tu amor….
‘Yo soy aquel’ fue una de las ocho canciones, todas de autoría del español Manuel Alejandro, que Raphael cantó en el filme ‘Cuando tú no estás’, dirigido por el octogenario Mario Camus, y en el que compartió plató con María José Alonso y Margarita Peters.
En la película, el joven actor de 23 años encarna a un cantante, también llamado Raphael, que viaja a Madrid con el fin de cambiar su destino. En esa urbe conoce a una destacada periodista que será fundamental en su vida.
Un artista surgido de abajo
Raphael, cuyo nombre de pila es Miguel Rafael Martos Sánchez, vio la primera luz el 5 de mayo de 1943 en Linares, provincia de Jaén, en la comunidad autónoma de Andalucía, España.
Fue el tercero de los cuatro hijos de Francisco, un operario de construcción, y de la abnegada ama de casa, Rafaela.
El futuro cantante era un bebé de nueve meses de nacido cuando sus padres, atosigados por la mala situación económica, se vieron en la necesidad de emigrar a Madrid, en pos de nuevos horizontes. En la capital de la Madre Patria, los Martos Sánchez tuvieron que sortear diversas situaciones adversas, entre ellas el haber sido desalojados de la pieza donde habitaban por no tener recursos con qué pagar el arriendo.
Desde niño, Falín –como le decían en la casa-, encontró en Rafaela su principal apoyo en la música. Ella, poseedora de una voz encantadora, lo estimulaba a que cantara.
A los nueve años, tras sobresalir como primera voz en el coro de la parroquia San Antonio de Madrid, fue enviado a un Festival de Salzburgo (Austria), en representación del coro de su colegio, y obtuvo el primer puesto como solista. Supo, ahí, que lo suyo era el canto.
Nace Raphael
No había cumplido aún 20 años cuando –bajo la orientación de Paco Gordillo, a la sazón su representante- firmó su primer contrato como cantante profesional con Discos Philips.
En la búsqueda de identidad propia (no quería utilizar el nombre de pila, pues este ya lo había inmortalizado el pintor italiano del Alto Renacimiento, Rafael Sanzio), Rafael Martos, con el apoyo de Paco Gordillo, decidió tomar las letras iniciales ‘ph’ de su casa Philips para agregarlas a su apelativo artístico: nació así Raphael.
“La ‘Ph’ es para que mi nombre se pueda leer en todos los idiomas”, diría después el artista, en una entrevista concedida a la revista VanityFair.
Sus primeras grabaciones cautivaron de inmediato el gusto de los románticos: ‘Te voy a contar mi vida’, ‘Llevan’, ‘A pesar de todo’, ‘Cada cual’ e ‘Inmensidad’.
Al poco tiempo conoció al prolífico compositor y pianista Manuel Alejandro, también andaluz, diez años mayor que él, y de inmediato establecieron una sólida dupla compositor-intérprete. Manuel Alejandro le daría las canciones ‘Cuando tú no estás’, ‘Digan lo que digan’, ‘Desde aquel día’, ‘Amor mío’, ‘Qué sabe nadie’, ‘En carne viva’ y la mencionada ‘Yo soy aquel’, entre muchísimas más.
Artistazo en el sentido de la palabra
Para Sergio García, periodista y locutor barranquillero especializado en música romántica, Raphael -que el 5 de mayo cumplió 81 años-, “es la mejor voz romántica hispana en toda la historia. Lo destaco mucho porque fue el precursor de la balada a nivel mundial. En pleno escenario él se da el lujo de apagar el micrófono y cantar en carne viva y a todo pulmón. Su tono es potente”.
Es un concepto nada exagerado sobre quien, sin discusión ninguna, enarbola la bandera de los máximos intérpretes de la balada, nacidos en Europa.
Escenarios de indiscutido prestigio en el mundo como el Teatro de la Zarzuela de Madrid, el Olympia de París y el Madison Square Garden de Nueva York, han sido abarrotados por centenares de espectadores para disfrutar, a placer, con las canciones y las muestras escénicas del reconocido mundialmente como ‘El monstruo de la canción’.
Con su voz impostada y sus ademanes, amanerados para muchos, ha impuesto un estilo propio, único, insuperable.
En 1985 padeció hepatitis B, lo que puso en serio peligro su vida. El 1 de abril de 2003 superó con éxito un trasplante de hígado que le devolvió el alma al cuerpo para seguir “vivito y canturreando”, como pregona y, sin modestia ninguna, manifestar que se siente un mito, una estrella de luz inapagable.
Reinventado
Rafael va al ritmo de las nuevas tendencias. En Instagram y TikTok están circulando vídeos en los que se le ve interpretando en una versión moderna su legendario tema ‘Mi gran noche’ en reconocidos festivales como el A Summer Story de Madrid, el Concert Music Festival de Cádiz y el Medusa Sunbeach Festival de Valencia.
Algunos DJs de amplia popularidad como Gordo, Mau P o Wade tienen programada ‘Mi gran noche’ en sus sesiones veraniegas. La reacción del público ha sido muy positiva. Las pistas de baile se llenan tan pronto suena.
Tan lejos ha llegado El ‘remix’ que las discográficas de Raphael y Paskman se han puesto de acuerdo para lanzar el tema como un sencillo oficial y autorizado por el linarense.
El ‘single’, prensado por el sello Mamacusa, y rebautizado con el título de ‘Qué pasará’, comenzó a circular en la primera semana de octubre de este 2024. Cuenta con la distribución de Virgin Music España.
Se espera que muy pronto estará disponible en Internet. Podrá escucharse a través de Amazon Music, Apple Music, Spotify y el resto de las plataformas. Una gran noticia que produce Raphael, el eterno ‘Monstruo de la canción’.